martes, 13 de diciembre de 2011

URBANIZACION

Una urbanización es un conjunto de construcciones situadas generalmente en un antiguo medio rural junto a otras poblaciones.
Los terrenos urbanizables sobre los que se va a asentar una urbanización, se dividen en polígonos, éstos en manzanas urbanas, las cuales deben estar delimitadas por caminos o calles y estas manzanas estarán compuestas por una o más parcelas que tendrán siempre acceso a una calle. Las parcelas podrán poseer una , con servicio de electricidad, agua potable, alcantarillado, recogida de basura, como mínimo y transporte si es posible. Entre las diversas manzanas es obligatorio reservar zonas de parques y jardines de uso público.
Por lo general de viviendas y edificios modernos. Corresponde a lo que en México y Honduras denominan colonias. En España, se suele entender por urbanización las zonas residenciales situadas a las afueras de los núcleos urbanos, en zona costera (formada típicamente por unifamiliares adosados o bloques de apartamentos) o en el interior (formada por bungalows o ayudado a mucha gente a salir adelante en sus proyectos de vida. En Argentina reciben el nombre de countries. Por otra parte, en Venezuela, el término aplica a las zonas de las ciudades con urbanismo residencial planificado, caracterizado por viviendas y edificios muy bien diseñados y construidos, generalmente con estructuras similares, con todos los servicios básicos, donde se asienta la población de clase media a alta, contrastando con un barrio.



El proceso de urbanización ha estado ligado tradicionalmente y desde buen principio, a las lacras y los peligros que supuestamente lo acompañan, aunque en definitiva esto no va a ser siempre así, ya que cómo sabemos se acabará asociando este proceso al orden y el bienestar. Sin embargo podríamos observar distintos matices que han adquirido tanto el proceso de urbanización como el concepto de ciudad. En primer término el proceso de urbanización ha sido esencial para el avance económico y unas condiciones de vida más óptimas y en segundo término la ciudad ha venido siendo atractivo para las nuevas tecnologías y ha sido foco irradiador de culturas.
Debemos considerar el fenómeno urbano como algo relativamente reciente, además el desarrollo urbano no es posible considerarlo desligado del desarrollo social al que está irremediablemente unido, así cómo también permanece unido al desarrollo económico que lo acompaña. En definitiva todo este proceso, reciente y abrumador, no se nos escapa a la hora de constatar que formamos partido, la sociedad, de este desarrollo vertiginoso, reflejo de la velocidad con la que se están moviendo las cosas a nuestro alrededor y que lejos de parecer dinámicos, estos procesos, aletargan nuestro grado de reacción e incrementan nuestra inconsciencia. Sin embargo todo no ha estado siempre así definido. No tenemos más que recurrir a las fuentes para saber que durante sus inicios la ciudad nace como la concreción espacial con cierta división del trabajo y estas, pese a su precocidad, no dejaban de estar acompañadas de un proceso urbano lento y en otras ocasiones, las ciudades, estaban sujetas a una inconsistencia que las hacía aparentar efímeras. Por tanto ya tenemos establecido el nacimiento del proceso urbano alrededor de la revolución neolítica, su primer desarrollo destacado ubicado en la consolidación alrededor del Mediterráneo, de las primeras civilizaciones urbanas que comprenden Grecia y posteriormente Roma. Un subsiguiente recaída durante los primeros siglos de la Edad Media seguida de una recuperación tanto en los últimos siglos de la Edad Oscura, como su definitivo impulso ya durante el Renacimiento. De todas formas, no podemos olvidar que paralelamente a occidente durante la Edad Media tanto en la escindida Bizancio como en el próspero Islam 2, lejos de conocer un proceso de regresión, las ciudades experimentaron un considerable florecimiento.
Pese a todo ello, es decir, tras los siglos y siglos de evolución y transformación social, una vez entrada la Edad Moderna 3, las ciudades europeas todavía conservan los rasgos por los que se habían venido caracterizando durante todos estos años, desde que surgió como paradigma junto a la historia. Sin embargo no dejaba de tratarse de unidades compactas donde sus ciudadanos gozaban de privilegios y donde revoloteaba el poder real y eclesiástico. En este sentido a partir del siglo XVIII la economía y la tecnología se encontraba preparada frente a unos cambios que se habían estado fraguando y que a partir de dicha fecha se verían colmados.

Sin embargo desde las ciudades griegas ya constituían importantes núcleos urbanos reducidos a modo de ciudades-estado con clara vocación comercial. Posteriormente El Imperio Romano y la subsiguiente romanización constituyeron un destacable proceso de urbanización cuyo principal objetivo estaba en el control militar, a partir de un núcleo de control, o bien aprovechaban los anteriores núcleos colonizadas, o bien los conformaban ex-novo. Sin embargo con la disolución definitiva de dicho imperio en occidente el proceso sufre un primer retroceso que por otro lado no se verá reflejado en sus homólogos de las regiones orientales y en definitiva no será hasta el siglo XI cuando las ciudades se verán reforzadas por la consolidación del sistema feudal. Por otro lado el proceso no se encuentra exento de otras crisis sucesivas, más concretamente durante los siglos XIV y primeros años del siglo XV, para recobrarse con la iniciativa de las primeras monarquías europeas, entrando ya en pleno Renacimiento, y su posterior expansión.
La ciudad de Londres constituye el paradigma de ciudad industrial por excelencia, a la que no podemos dejar de eludir dentro del contexto de la urbanización contemporánea, tanto por su carácter pionero en diferentes etapas, que van desde finales del XIX: la consolidación del sistema de fábricas, la comercialización de las máquinas para la industria textiles, la consolidación de los paisajes urbanos, la industria del acero y la construcción del ferrocarril, los grandes centros industriales y la irremediable concentración poblacional, en un fase temporal desde aproximadamente 1780 hasta 1870 con una subsiguiente fase a partir de dicha fecha. Destaca sobre todo la tercera fase del proceso urbanizador en el caso británico relacionada directamente con las innovaciones técnicas la organización de la producción industrial y su localización en un territorio en concreto. Sin embargo en el siglo XVIII prevalecía una concepción claramente influenciada por el movimiento ilustrado dónde predominaba ante todo la idea de felicidad humana, que se extendía a una ideología antiurbana con posiciones claramente reaccionarias. Estas desconfianzas pudieran verse posteriormente constatadas con la realidad insalubre de los núcleos de concentración urbana (las pestes, fiebre bubónica…) y el posterior desarrollo de los planes de urbanización. En este caso más próximo a nosotros se encontraría el famoso plan urbanístico de Ildefons Cerdá para la Ciutat Comtal. En definitiva El desarrollo urbano opta por la expansión de su entramado, prescindiendo de su enclave de murallas, la proliferación de grandes avenidas, la consecución de ensanches.
Sin embargo la expansión del entramado urbano venía previamente hostigada por la proliferación industrial, y las relaciones económicas y sociales. En este sentido las ciudades crecían de manera desigual y transitoria y la velocidad con todo lo que conlleva será tal vez la característica que mejor defina como se estaba desarrollando el proceso. Así el desarrollo de nuevas condiciones de trabajo, o de una manera de entender el trabajo de un modo más distanciado y científico, más calculado y eficaz sería la tendencia predominante. La manufactura industrial constituiría el germen por el que los hijos que se criaron en este contexto industrial conformarían con posterioridad los habitantes de la posterior ciudad moderna.
Sin embargo cuando nos referimos a la “Ciudad de Hoy” se encuentra bajo un nuevo proceso de desconcentración. Por motivaciones que se resumirían tanto por el cambio sufrido en la industria, el acceso a nuevas tecnologías y un desarrollo del sector terciario. Una organización en red con procesos productivos diferenciados una distribución más dispersa de la ubicación urbana en distintas áreas metropolitanas.
En las últimas décadas del pasado siglo se ha experimentado una fragmentación de los mercados de consumo, con diferentes tipos de consumidores, la fragmentación del anterior mercado de masas y las multiplicación y jerarquización de los estilos de vida, que vendría a caracterizar la era postindustrial.
Asistimos impasibles a la configuración de un panorama dónde toma acomodo la denominada “ciudad difusa” que comprendería un territorio más extenso. Lejos ya de un recinto delimitado. En este sentido podríamos destacar la situación de Barcelona, claro exponente de la densificación de la población constreñida dentro de las murallas, que constituían uno de los puntos más densificados de toda Europa y que su proceso de derroque es relativamente tardío. En este sentido el crecimiento de las ciudades era a modo de “mancha de aceite” Y la articulación de redes que relacionaban el espacio. También en Barcelona podemos ver el claro exponente de las rondas que seccionaban el espacio urbano. Prevalecería ante todo la mayor flexibilidad del proceso urbanístico y también se ha visto su desarrollo consecuencia directa de su avituallamiento de servicios y equipamientos necesarios. La tendencia a sistemas urbanísticos reticulares con una progresiva pérdida de jerarquización del espacio. En definitiva la apariencia de estas ciudades difusas, sin confines, en apariencia, se encuentran delimitados de alguna manera por divisorias sociales y funcionales, y en menor medida, políticas y administrativas. Existiría como consecuencia una tendencia a despejar el centro de las grandes urbes. La división de estos confines acabaría por imposibilitar la coordinación administrativa que la convertiría en menos pragmática y amenazaría las condiciones ecológicas necesarias para vivir.
En definitiva los lugares urbanos aparecen, más que nunca como lugares de intercambio, de personas, de bienes, de información y de ideas. Así el territorio urbano depende tanto de la configuración espacial y las nuevas formas de movilidad como de los gradientes de densidad en las diferentes áreas. En resumidas cuentas predomina la sobre-centralidad de las ciudades más importantes a la par que el proceso de desconcentración se estima necesario para asegurar la centralidad de las ciudades importantes.
La importancia creciente de las telecomunicaciones y las mejoras tanto en los sistemas como en las redes de transporte en el último tercio del siglo XX han caracterizado la evolución de las ciudades. Y no solamente las ciudades comprenden los tradicionales flujos de mercancías y bienes, sino también de personas, una tendencia que se estima como actualmente regularizada y consolidada.
Existe una tendencia hacia la dispersión de los tradicionales lugares de trabajo, de los centro de ocio, o del comercio, favorecido sin duda por los nuevos sistemas de comunicación y transporte. En este sentido prevalecen concepciones como la de residente, o commuter, así como, la metrópoli de segunda generación. En definitiva el modelo de habitante se habría diversificado y no en menor mesura sus diferentes situaciones… Población flotante, contingentes de población no permanente etc. Una población que habita geografías variables en ciudades de geometría variable.
Cabe no olvidarnos de los estudios urbanos asociados a los nuevos conceptos para una ciudad nueva. En previsión, tanto los inconvenientes de la concentración urbana, el acomodo de determinada tecnología que por otra parte, será necesaria, estimar como se va a producir la fragmentación de la estructura urbana y como se va a desarrollar el espacio físico necesario para posibilitar la habitabilidad. Concepciones como la ciudad dual o la ciudad cuarteada etc.
La realidad de las nuevas realidades territoriales emergentes, sin ningún tipo de representación, sin un imaginario propio dónde predomina un ideario o imaginario de urbanización basado en situaciones urbanas pasadas. La proliferación de binomios como centro-periferia o producción-reproducción hacen destacar las limitaciones de este análisis claramente excluyente e inapropiado.
La tendencia podría claramente resumirse, obviando ciertos aspectos, hacia una segregación de los grupos sociales, hacia una ciudad especializada y finalmente hacia una dispersión de la urbanización sobre el territorio. En definitiva cobra un papel de mayor relevancia la dotación del entorno territorial. Todo esto viene definido por un mayor auge logístico en las cercanías y la posibilidad de articular la comunicación del territorio. Todo esto conlleva la mejora en las condiciones de vida y la rehabilitación de los tejidos urbanos preexistentes. Todo ello con tal de garantizar la sostenibilidad ambiental vinculada a la cohesión social y al uso colectivo del territorio. Dentro de este aspecto destacaría la creación de parques rurales dentro de los términos municipales de las principales ciudades. En definitiva la posibilidad de garantizar y defender una política metropolitana y la exigencia de dotación de infraestructuras sobre todo en beneficio del bien ambiental y también si cabe, el derecho de todos los ciudadanos a una vivienda, la igualdad territorial y por otro lado una defensa de la diversificación social.

2. El problema del crecimiento demográfico urbano y la evolución de la urbanización
Me parece prudente y pertinente profundizar un poco más en este aspecto, ya que así entenderemos la forma en la cual se relacionan estas 2 variables y se genera el crecimiento de la ciudad. Además, entenderemos lo que ha pasado al respecto desde la década de los 70, que es lo que nos interesa.
En lo que se refiere al fenómeno de la urbanización, no podemos decir que las 2 causas presentadas sean sólo causas; son su causa y consecuencia. Empecemos con el origen como tal de las primeras ciudades, pero no me refiero a las del Renacimiento, cuyas causas son totalmente distintas, sino a las de la Revolución Industrial. El burgués crea su empresa, pero necesita quién le trabaje. Tienta a las gentes con el poder del dinero para que trabajen para él. Pero la gente, podríamos decirlo, está dispersa, o situada en pequeños núcleos de población, como pueblos. Entonces esa gente, al verse atraída hacia un punto específico, se conglomera en él. Resultado: aumento de la población en aquel punto por migración, digamos que del campo a la ciudad. Ya con sus primeros obreros, el burgués puede agrandar su y mejorarla, para lo que necesita más mano de obra. Hipnotizada por esperanzas de poder económico, la gente continúa confluyendo hacia aquel punto, convirtiéndose en más obreros. Pero, oh problema!: la gente dejó sus casas lejos de allí. ¿Dónde van a vivir? Pues habiten las viviendas del sector (recordemos que ya habían pequeños núcleos de población, donde estaba nuestro burgués con su empresa), o hagan muchas nuevas. Su empresa crece más y más y el fenómeno se repite cuantas veces sea necesario, a la par con un crecimiento demográfico por migración, y un crecimiento espacial del terreno de esas industrias y casas. Resultado: una ciudad.
Pero llevamos sólo la mitad de la respuesta. A un lugar donde confluye la población han de ir también todas aquellas personas que, por sus trabajos, se ven beneficiadas por una conglomeración poblacional. En éstos momentos no se me ocurre (yo sé que hay muchos) otro ejemplo que el del doctor. El doctor acude también a la ciudad porque hacia allá se va su clientela, y allá puede adquirir más. Este hecho, a largo plazo, se traduce en mejores condiciones de salud que en el campo, puesto que hay doctores. Esto va acompañado con otra circunstancia: el nacimiento de la biología y primeros desarrollos en la medicina. La consecuencia lógica: baja en las tasas de mortalidad urbana. Esto va de la mano con otro hecho muy conocido de la época. Por la alta tendencia a la mortalidad, las parejas procuraban tener muchos hijos. Habían muchas familias que fácilmente tenían desde 6 ó 7 hasta 13 ó 14 hijos. Pero naturalmente, alrededor del 70% de todos ellos morían, así que quedaban con 2 ó 3. Sin embargo, ahora, con unos doctores partícipes de las raíces de la medicina moderna, la posibilidad de muerte disminuye drásticamente. Y con tantos hijos por familia, la consecuencia es una explosión demográfica; para ser más específicos, una explosión demográfica urbana.
Las grandes poblaciones favorecen la creación de más industrias, lo que hace que haya más gente. Implican la creación de más viviendas, con lo que la ciudad continúa su expansión. Por otra parte, la ciudad tiene la facultad de empobrecer el campo (es una idea que desarrollaré posteriormente), por lo que la gente ve con mayor esperanza a la ciudad y aumentan las migraciones. Los problemas a los que voy a hacer mención ya empezaron desde aquí, pero se mantenían en un grado moderado.
Acomodemos ahora estas variables a los años 70. Durante estos años lo que ocurre es un gran desarrollo de la medicina no sólo porque se hacen muchos descubrimientos y hay un desarrollo científico como tal, sino que, gracias a las políticas proteccionistas de la Edad de Oro, la gente empezó a tener un mayor acceso a todos esos descubrimientos. Ahora bien, aquí nos metimos con un segundo punto, y es que hay un gobierno que asegura una calidad de vida digna para sus gobernados. La consecuencia: otro drástico descenso de las tasas de mortalidad, ante unas de natalidad que iban en aumento. Y es precisamente durante estos años que el crecimiento aún más desmesurado de la población urbana empieza a manifestar sus graves consecuencias en muchos de los ámbitos de la vida del hombre: se supera una "población crítica", ante los cuales los problemas de la urbanización se mantenían en un grado "aceptable", y explotan a la par con la explosión demográfica.
Es así como el fenómeno de la urbanización, en especial desde los 70, se vuelve, como lo demostraré a continuación, la gran causa de la gran mayoría de los problemas del mundo actual.
3. Los problemas socioeconómicos
No podemos clasificar los problemas socioeconómicos producto de la urbanización bajo una única categoría; nos sorprendería la gran variedad de dificultades que hay en este aspecto. Traté, por ende, los que fui encontrando y los que se me iban ocurriendo (he de decir que parte importante de este ensayo se ha producido poniéndole sentido común e inteligencia a las situaciones), pero creo que se me escapó alguno por ahí. Veamos, entonces, esa variedad.
Empecemos con un punto que ya había mencionado antes muy superficialmente: La ciudad empobrece al campo. Si analizamos un poco la situación históricamente, recordaremos que la agricultura es relegada a un segundo plano por la Revolución Industrial. Pero puede que ello no sea lo peor. Como todo, la agricultura fue absorbida por el capitalismo. Pero la agricultura produce sólo alimentos y materia prima. Y en la ciudad no se producen alimentos (o se producen unos artificiales a partir de naturales), pero la gente los sigue necesitando. Su utilidad, así, en el mundo, va pasando a ser un abastecedor de la ciudad: de su industria y de las bocas de sus asalariados, y el campo se vuelve completamente dependiente de la ciudad. Ahora recordemos que el producto final procesado, obtenido por la manipulación de esas materias primas, es varias veces más caro que las materias primas iniciales. Lo que hará el burgués será comprar esa materia prima barata y: o venderla más cara en la ciudad, o procesarla y venderla todavía más cara. Creo que ya se hace evidente que lo que hace el campo es enriquecer al capitalista a costa de sí mismo.
Otro punto importante a tocar es el desempleo. Creo que no hay que explicar mucho al respecto. Por su misma naturaleza, la ciudad favorece su propio desempleo masivo. Es la propia explosión demográfica la que genera desempleo. La ciudad no tiene empleo para tanta gente. Además, recordemos que la ciudad resulta muy atractiva para el habitante rural. Así va llegando mucha gente, que copa los empleos disponibles, dejando a las que siguen llegando desempleadas.
Pero hay otro tópico que tocar en éste respecto, y que no parece ser tan evidente. El propio rumbo del capitalismo va disminuyendo las oportunidades de empleo. La adopción de la tecnología para mejorar la producción y disminuir la mano de obra conlleva a la disminución de los empleos. Para eso nos sirve la anotación de que la ciudad es el lugar donde se lleva a cabo todo el proceso capitalista. Y como tal, es donde se desarrollan todos sus problemas.
Éste punto del desempleo trae 2 consecuencias, que a su vez son otros 2 problemas: el empobrecimiento de las mayorías, y la inseguridad y violencia. Al no tener un desempleado con qué mantenerse, y aumentar éste, el empobrecimiento aumenta. Es una conclusión lógica. Y otra vez el propio capitalismo pondrá su granito (o su carretillada) de arena al problema, puesto que es inherente al capitalismo el empobrecimiento del proletariado. Recordemos que lo que produce un trabajador para el capitalista es más de lo que gana, puesto que si no el burgués no tendría ganancia.
En cuanto a la inseguridad y la violencia, creo que es muy claro para todos nosotros el porqué. En un estado de desempleo masivo, la gente se desespera por plata. Y con tal de obtenerla, recurre al robo, al atraco, a la estafa y a las demás expresiones del despojo al ser ajeno de sus pertenencias. Como lo dije antes, el Tercer mundo representa un punto radical al respecto, y ya se han desarrollado técnicas más avanzadas como el secuestro, la extorsión, el clientelismo, etc. Pero eso no nos atañe en éste momento. Considero, eso sí, que estos problemas no requerían de una explicación muy profunda para su entendimiento, puesto que no tienen un grado de complejidad muy alto. Ahora veremos unos que sí requieren de una explicación más detallada.
4. Una ciudad caótica: La distribución del espacio
Éste es uno de los temas que más profundamente abordan los estudios acerca de la urbanización. El espacio, como consecuencia de un crecimiento desorganizado, está mal distribuido. Si retomamos nuestro concepto del origen de las ciudades de la Revolución Industrial, el crecimiento de una ciudad se produce por la extensión de los terrenos para vivienda e industria, ello causado porque hay mucha gente. En una explosión demográfica como la que nos atañe, el crecimiento de estos espacios ha de ser muy acelerado y, como tal, poco planificado y muy desordenado. Nadie sabe a ciencia cierta porqué, o bajo que reglas o cánones, siquiera mínimos, crece una ciudad. Sólo crece y crece y crece y crece y crece y crece y.... Indudablemente que si la ciudad crece así, va a ser desordenada y caótica. Y trae otra consecuencia: como ese crecimiento, a pesar de su velocidad, no alcanza el ritmo del crecimiento poblacional, obliga a la gente a irse "hacinando", en un proceso gradual y lento, quitándole poco a poco el espacio que realmente se merece. Consideremos el ejemplo de la vivienda. Empezamos con enormes casas, llenas de múltiples habitaciones, típicas de un estilo victoriano anterior a la Revolución Industrial. Luego de ésta, las casas se fueron reduciendo y organizando en urbanizaciones, hasta llegar a la casa de hace unos años (década de los 70). Luego, como sigue apareciendo más gente, se crea el apartamento que, ocupando el espacio de unas pocas casas, proporciona diez o más viviendas. Empezamos así también con un apartamento grande en edificios de pocos pisos. Se aumentan pisos al edificio, y se achica el apartamento, proceso que continúa en la actualidad.
El proceso también lo podemos ver en las oficinas de un edificio: son oficinas cada vez más pequeñas. Hasta la del gerente se va achicando. Algo similar sucedería en la industria por aparición de muchas de ellas. Pero, de todos modos, es una tendencia natural de la industria a achicarse, puesto que la reducción de la mano de obra y la invención de máquinas que cada vez ocupan menos espacio hace que una industria pueda reducirse espacialmente.
Otro aspecto importante a considerar es el aumento del parque automotor. En una ciudad que crece, van aumentando considerablemente las distancias. Los carros, el metro, los taxis, etc. se vuelven indispensables. Pero un aumento de los medios motorizados de transporte va generando congestión y trancones. Se sacrifican entonces zonas verdes y sectores de vivienda. La vivienda crece entonces para afuera y extiende sin piedad los límites de la ciudad, acabando con más zonas verdes. La industria hace algo similar. Es así como los habitantes de una ciudad van hallando entretenimientos distintos al deporte como el cine, la televisión, la rumba, etc. Se reducen también los sitios de esparcimiento, y la gente se ve obligada a distraerse de esa manera porque no hay espacio para más.
Ahora tratemos lo caótico de la ciudad. Pero, ¿bajo qué criterios la definimos, o definimos algo de sus características, como caótico? Personalmente doy una definición. Llamo a una población como caótica cuando toda la gente trabaja como hormiguitas en su nido: toda la gente va y viene de un lugar a otro, sin importarle su mundo; sólo vivir su propia vida, en un extraño absurdo (la gente pierde la conciencia de porqué vive, pero eso lo trato más adelante). Así como las hormigas, que cada una trabaja por sí sola y no entiende el todo; ha perdido la conciencia de que es parte de una colonia y se vuelve una hormiguita sola, aunque siga trabajando para su colonia. Es así como el todo se transforma en un caos: como un nido de hormigas. El propio transporte es caótico, y no sólo hablo del transporte urbano del Tercer Mundo (que es el colmo del caos); miles de carros transitando por las super - autopistas de U.S.A. en un río de desorden. Esto es producto del individualismo, pero hablaré de ello después.
Sin embargo, la ciudad también es culpable de otro de los grandes problemas de nuestros tiempos y sobre el cual se empezó a alertar precisamente durante los 70. Un tema ya muy conocido.
5. La catástrofe ecológica de fin de siglo
Ya mucho se ha dicho acerca del problema entre la industria y el medio ambiente. Sin embargo, no se había planteado que era la propia urbanización la causante de éste, uno de los más grandes males que aquejan al planeta en toda su historia.
Sólo enunciaré superficialmente los problemas de la industria en el medio ambiente, porque ya han sido ampliamente estudiados y difundidos. La industria causa daño ecológico a transformar material biodegradable en no biodegradable. Recordemos que un producto biodegradable es aquel que se desintegra naturalmente, por procesos químicos y biológicos, en lapsos relativamente cortos de tiempo (días o meses). Los que no lo son pueden demorarse años y hasta siglos. Esto se ve claramente ejemplificado con el problema mundial de la basura. Son productos no biodegradables que contaminan los suelos e impiden el desarrollo de sus respectivos ecosistemas, al alterar el crecimiento de plantas y por ende de los animales que se alimentan de ellas.
La industria usa combustibles fósiles que generan toda clase de gases contaminantes, con las consecuencias conocidas (polución, contaminación atmosférica, alteración de la composición gaseosa natural de la atmósfera, etc.), envenando así los suelos y las aguas e intoxicando los pulmones de los animales y de los propios seres humanos, y dañando el sistema de obtención de gases de las plantas.
Hay muchos recursos naturales no renovables, y el avance en el campo industrial ha generado su peligroso agotamiento. Los propios combustibles y demás métodos de obtención de energía industriales se agotan, con lo que se va agotando la capacidad del planeta de soportar la producción capitalista. Otro ejemplo: La ciudad puede generar, en un futuro (ya está dando sus primeras muestras) una crisis del agua. Debido al enorme consumo de electricidad y agua potable de las ciudades, y de continuar la explosión demográfica, los recursos naturales no soportarán más las ciudades. Y así podemos encontrar muchos.
La ciudad es la causante del fenómeno de la superpoblación. Al tener la ciudad altas tasas de natalidad y bajas de mortalidad (como ya lo hemos mencionado), se genera una superpoblación incontrolada, con las consecuencias conocidas: expansión de las poblaciones en detrimento de los ecosistemas, y crisis mundial de agua, alimentos y vivienda.
La industria, por sí sola, genera diversos desechos, que arroja a ríos y suelos, matando especies animales y vegetales.
Hay un problema ecológico en el que sí deseo entrar en detalles y que no ha sido estudiado desde este punto de vista, y es el que la ciudad promueva, indirectamente, la tala de bosques y selvas. Volvamos a la relación entre el campo y la ciudad. El campo abastece a la ciudad de alimentos y materia prima. ¿Qué pasa cuando hay explosión demográfica? Que se necesita más alimento. ¿Y qué tiene que hacer el campo? Aumentar su producción. Y para hacerlo, se expande, sacrificando bosques y selvas.
Como punto final, veremos que los problemas generados por la urbanización trascienden los límites de un simple fenómeno para ser entendidos como una verdadera crisis de la actualidad, al alterar la propia mente de sus habitantes.
6. La naturaleza psicológica del hombre urbano
Finalmente vengo a tratar cómo la ciudad modifica los patrones psicológicos del individuo. Y no me refiero únicamente a estrés. Me refiero a verdaderos problemas psicológicos profundos, que marcan al individuo urbano o moderno. Y es realmente sorprendente la cantidad de problemas psicológicos de una persona cuya causa la hayamos en el urbanismo. Yo mismo hice un trabajo de eso (mi requisito), y por ello puedo anotar los más importantes.
El individuo urbano está en una constante depresión y pesimismo. El mundo urbano ha creado en el individuo una visión negativa del mundo. Se pierde esa esperanza de poder ascender en la vida. Es una persona que no tiene empleo o ha tenido que conformarse con el que tiene. Alguien así no puede desarrollar una visión optimista de la vida. Ya no hay mucha espectativa de futuro; se genera una decepción de la vida y una resignación a las malas circunstancias. El desempleo masivo hace que la gente no sepa hacia donde va y pierda sus espectativas y sueños. Casi todas las personas con empleo no pueden gozar de un salario acorde con su esfuerzo ni aspirar a algo lo suficientemente mejor. Las personas sin empleo buscan cualquiera que se les aparezca, aceptan cualquier salario y cualquier opción; y en esa incertidumbre, no pueden esperar llegar lejos.
Esto es un factor contribuyente al que la gente ya no piense ni le encuentre gracia a la vida; le parece absurda. Antes el trabajar implicaba esfuerzo, implicaba pensar, poner algo de su parte. Ahora una persona tiene el mundo a sus pies con un clic en una página, o su trabajo consiste en apretar botones o controlar las máquinas, que hacen todo. Una persona así pierde el sentido de la vida.
Considero que el punto de mayor relevancia es que el urbanismo promueve una sociedad netamente individualista. Por la enorme cantidad de gente, el individuo ve a todo el mundo como un extraño y él mismo se siente extraño. Entonces la sociabilidad se reduce a lugares de obligatoria interacción como la casa, el centro educativo, la oficina, el trabajo, etc. Además, el hombre de ciudad es absolutamente absorbido por su estilo de vida, quitándole espacio a su esparcimiento e interacción social. Así, el hombre es atrapado por un ansia de ascenso socioeconómico, porque es lo que busca en la ciudad, ¿o no? Y ve a los demás como sus competidores. Debe competir contra ellos. De esa forma, el hombre pierde una conciencia de grupo, y aparece el individualismo. ¿Y qué consecuencias trae? El individualismo lleva al sujeto a una tendencia a la soledad no sólo económica, sino también sentimental y emocional . Y es evidente que la soledad conlleva al sujeto a una mayor fragilidad psíquica y emocional, una mayor indefensión y vulnerabilidad. Además, éstos "tipos" de soledad van conllevando a otros, como soledad intelectual, soledad en el credo, etc. La soledad conlleva a una independencia" sin más sentido que la sola sensación" del mundo. Pero la persona no sabe entonces en qué pensar, a dónde ir ni en qué creer. En ese estado su mente se abre demasiado y cree en todo, y trata de ir para todas partes. Por ejemplo, el fenómeno de las sectas y el esoterismo se produce cuando la gente se "independiza" del catolicismo y cae en una confusión religiosa. Entonces empieza a creer en todo: sectas, horóscopos, cábalas, Hare Krishna, tarot, adivinos, etc.

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